La fase de luna de miel es un momento glorioso con miradas compartidas, cayendo en las sábanas y descubriéndose mutuamente. Te sientes completamente borracho de amor. El comienzo de tu boda siempre es glorioso. Probablemente, sientas que tu amor puede conquistar cualquier cosa (y puede ser verdad). La etapa de luna de miel parece que durará para siempre. Sin embargo, el período de luna de miel es solo eso: una fase. Pasa. Pero no significa que sea algo malo. ¡Todo lo contrario! Esta es una etapa nueva, donde hay muchos descubrimientos y también, mucho amor.
La mayoría de las parejas de hoy esperan esta realidad, pero para algunos, sigue siendo un concepto difícil de entender. Estos sentimientos pronto envejecen, pero no desaparecen, si lo trabajas. Ninguna relación es perfecta para siempre, pero es importante no exagerar estos períodos y mirar todo objetivamente. Esto no solo es cierto para el matrimonio, sino también para las relaciones. Los comienzos son intensos hasta que la realidad llega. La mayoría de las parejas recordarán con cariño los sentimientos que comenzaron con el enamoramiento y terminaron en el amor. Después de expresar sus sentimientos, viene la propuesta y, finalmente, la boda.
¿Por qué es bueno que esta fase termine?
El amor en el mundo real no es fácil. Siempre está lleno de bajos y altos, y nunca es un viaje suave. En la fase de luna de miel, realmente sientes que estás viviendo un sueño, un tipo de amor de cuento de hadas. En tu mente, te imaginas que el resto de tu vida será una luna de miel, pero no es así como funciona realmente en el mundo real. Cuando esto termina, puedes apreciar el amor de verdad. El amor que es honesto, y a pesar de no ser fácil, decides quedarte. Por amor.
También, con el tiempo, tus inseguridades se desvanecen. Cuando las cosas se calman, te acostumbras a las peculiaridades del otro. Además, entiendes mejor a tu pareja. Esta comprensión te ayuda a separarte de tus inseguridades. Los momentos de «qué pasa si me deja» son reemplazados por el sentimiento de «él/ella nunca».
Nadie es perfecto. Aunque es posible que hayas deseado un príncipe azul, nadie es tan azul. Una vez que haces las paces con esto, se vuelve mucho más fácil navegar por la vida. Inicialmente, en una relación, los defectos de tu pareja sobresalen. A veces, se vuelve difícil lidiar con ellos, pero con el tiempo, comienzas a aceptarlo. Lo haces porque entiendes que ambos son personas diferentes y se complementan perfectamente.
Generar confianza lleva tiempo, pero una vez que comienzas a confiar en tu pareja, las cosas mejoran mucho. Te conviertes en más que una pareja, te conviertes en compañeros de equipo. Aceptas la idea de estar al lado del otro, en las buenas y en las malas. Es posible que todavía tengan molestias entre ustedes, pero para el mundo, siempre ponen un frente unido. Eso sucede solo cuando confías completamente en tu pareja. Cuando hay amor real y no de fantasías.
